Síntomas de la Ansiedad
Las manifestaciones del trastorno de ansiedad pueden variar según el tipo y la gravedad del trastorno.
Es importante recordar que no todas las personas experimentan estos síntomas, y la intensidad puede variar. Si crees que la ansiedad está afectando tu vida, es recomendable buscar apoyo profesional para un manejo adecuado.
Síntomas Conductuales de la Ansiedad
Los síntomas conductuales de la ansiedad son comportamientos que una persona desarrolla en respuesta a la ansiedad persistente.
Estos comportamientos a menudo surgen como una forma de evitar o reducir el malestar, pero pueden perpetuar el ciclo de ansiedad y convertirse en hábitos difíciles de romper.
A continuación, se describen tres de los síntomas conductuales más comunes: evitar situaciones, comportamientos repetitivos y nerviosismo o inquietud.
Evitar Situaciones
La evitación de situaciones es un síntoma conductual común en personas que experimentan ansiedad.
Esto implica evitar lugares, personas o actividades que provocan sentimientos de ansiedad.
Aunque evitar situaciones ansiosas puede proporcionar alivio temporal, a largo plazo perpetúa el ciclo de la ansiedad, ya que la persona no se expone a los desencadenantes que necesita enfrentar para superar el miedo.
La evitación puede volverse progresivamente más restrictiva, limitando la vida social, profesional y personal de una persona, afectando su bienestar y funcionamiento diario.
Ejemplos de evitación:
- Evitar hablar en público por temor a ser juzgado.
- Evitar situaciones sociales o reuniones por miedo al rechazo.
- Evitar conducir después de un accidente automovilístico.
- Evitar lugares cerrados o multitudinarios si se padece de agorafobia.
Causa Psicológica:
La evitación es una respuesta natural al miedo, ya que alejarse de situaciones que se perciben como peligrosas es una estrategia de supervivencia inherente.
Sin embargo, en el caso de la ansiedad, las situaciones evitadas suelen no representar un peligro real, sino una amenaza percibida.
El acto de evitar refuerza la creencia de que la situación es realmente peligrosa, impidiendo que la persona aprenda que puede enfrentar y superar sus miedos.
Comportamientos Repetitivos
Ejemplos de comportamientos repetitivos:
- Lavarse las manos de manera excesiva por temor a los gérmenes.
- Verificar múltiples veces si la estufa está apagada o la puerta está cerrada.
- Repetir ciertas palabras o acciones hasta que «se sientan bien».
- Contar objetos o realizar acciones en un orden específico.
Causa Psicológica:
Los comportamientos repetitivos surgen como una forma de controlar la incertidumbre o el miedo.
La persona cree que al realizar la acción repetitiva, puede prevenir que ocurra algo negativo o sentirse más segura.
Sin embargo, estos rituales terminan interfiriendo con la vida diaria y no resuelven la raíz de la ansiedad, solo la alivian temporalmente.
Nerviosismo o Inquietud
El nerviosismo o la inquietud es una sensación constante de tensión o agitación que provoca la incapacidad de estar quieto o relajado.
Las personas que experimentan este síntoma suelen sentir una necesidad abrumadora de moverse, ya sea tamborileando con los dedos, moviendo las piernas, caminando de un lado a otro o cambiando de posición constantemente.
Este comportamiento es una respuesta al exceso de energía nerviosa acumulada durante episodios de ansiedad, y aunque la persona puede no ser consciente del impacto que tiene, es una clara señal de su malestar emocional.
Ejemplos de nerviosismo o inquietud:
- Mover las piernas de manera constante mientras se está sentado.
- Caminar de un lado a otro en situaciones de estrés.
- Jugar con objetos como bolígrafos, anillos o llaves.
- Cambiar constantemente de postura o buscar actividades para distraerse.
Causa Psicológica:
El nerviosismo es una respuesta del sistema nervioso simpático, que se activa durante situaciones de ansiedad.
Cuando el cuerpo se prepara para enfrentar una amenaza percibida, libera adrenalina y otras hormonas que aumentan la frecuencia cardíaca y la energía disponible, lo que a menudo resulta en una necesidad de moverse o hacer algo para «quemar» esa energía extra.